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ARCHIVO ABIERTO/F

TEXTO CURATORIAL

por Mariel Matoz

ARCHIVO ABIERTO/F se trata de un gesto político, un hacer visible: recoger en una muestra el trabajo de artistas de diversas épocas que han sido coleccionadas por Fundación del Interior. La muestra está presentada con fichas individuales que recogen información del Archivo de la Fundación y que nos pareció oportuno integrar a la apreciación de las obras, por su valor simbólico y con el fin de devolverles parte del sentido y contexto en el que fueron producidas. Así iniciamos un camino de conocer y re-conocer –volver a mirar– desde lo que hoy entendemos como contemporáneo, desde nuestras distintas disciplinas y posicionamientos. Un camino de interiorización en las producciones y las carreras de las artistas, de repensar y dejarnos afectar por sus poéticas, de visualizar posibles rutas que nos precedan y nos construyan.

La muestra ofrece una visión de la historia del arte de Mendoza. El recorte realizado por la Fundación y el libro C/temp, con su énfasis en lo contemporáneo, lo mendocino y sus posibles referentes, es el punto de partida pero es también dejado en suspenso en el nuevo recorte femenino y su ampliación a una generación más joven. Se trata de una puesta en valor de obras hechas desde la particular combinación de “mujer” y “artista”, nociones sociales que cambian a través de las décadas, las generaciones y los distintos territorios. Sin embargo, aún hoy es necesario marcar que la posición de mujer y artista, aunque matizada en cada contexto, sigue teniendo un camino más espinoso en su desarrollo y una menor estimación profesional. Mendoza y esta colección incurren en un caso favorable: el porcentaje de mujeres artistas es cercano al 50% o en muchos casos mayoritario. El reconocimiento entre pares es mutuo. No obstante, si observamos los reconocimientos más altos, como premios, homenajes en nombramientos de espacios culturales, etc.; asistimos una vez más a la omisión de las artistas.

Al hacer visibles a estas hacedoras en conjunto no intentamos generar un relato único ni agruparlas en torno a universales vacíos como <lo femenino>. Se trata de desmitificar la supuesta esencia por la que las mujeres han sido calificadas como lo otro, y por lo tanto, sistemáticamente excluidas y oprimidas. Desvincular de esta forma las antiguas asociaciones de “arte menor o arte malo” y la noción que ubica a las artistas como representantes de la «Mujer» en abstracto. La muestra pretende acercar el trabajo de estas artistas en pos de conocer y apreciar su individualidad, y, en esto, la diversidad de propuestas, búsquedas, relaciones epocales y entre colegas. Una gran parte de lo sensible es dejada de lado al omitir a las artistas del mundo visible, y estrategias como estas siguen siendo necesarias hasta que sea posible contar con un ámbito más diverso e igualitario. Traer la historia de lo lejano y lo reciente a un mismo plano para favorecer la libertad de lecturas desde una visión que inscriba a las mujeres –artistas– como sujetos políticos autónomos.

Sumado a esta selección, presentamos un grupo de artistas invitadas –reducido y ampliable– como la que podría ser una generación en correlato con el propio de la colección. La invitación fue dirigida a jóvenes artistas y agentes de la escena actual, que presentan un amplio desarrollo artístico y un gran compromiso con el funcionamiento y la vinculación de las escenas, acatando múltiples roles desde la autogestión y junto a las instituciones: curadurías, clínicas, investigación, formación, crítica. Cabe preguntarse la realidad de otras identidades, que encarnan diferencias sexuales, de clase, raza y territorio, que se encuentran en espacios de exclusión y de qué manera lo que llamamos escena mendocina sigue dentro de límites conservadores y mantiene en la periferia a quienes trabajan fuera del lugar de privilegio de los artistas cis varones heterosexuales; y qué papel tienen las instituciones a la hora de incluir otros necesarios relatos.

Esperamos que este gesto se contagie, que sea parte de una gran cadena de próximas propuestas, de trabajo diverso con lo local y con nuestra historia, con el trabajo hecho por colegas en el campo teórico, artístico y crítico, con los archivos que reclaman usos y revisiones; que tanto nos hace falta conocer, resignificar y construir; con prácticas políticas que nos cuestionen desde qué lugar queremos seguir pensando y haciendo arte y qué nuevos contextos –más justos, más despiertos, más abiertos, y múltiples– somos capaces de generar.

Mariel Matoz, Mendoza 2019